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Ahora que ya empiezas a conocernos, sabrás que los principales objetivos de cada uno de los eventos que organizamos tienen como eje central el deporte. ¡Pero eso no es todo! Todos nuestros eventos, además, persiguen:

  • promover los valores del deporte,
  • potenciar el rol social y cultural de la práctica deportiva.

La persecución de ambos configura, en definitiva, nuestra misión. Y tal vez te estés preguntando por qué. En realidad, todo ello responde al momento histórico que estamos viviendo, caracterizado por:

  1. un boom, a partir del 2012, de la actividad física y de la práctica del deporte, que se consolida y mantiene un crecimiento sostenido en los años siguientes,
  2. numerosos episodios de violencia y éticamente poco correctos que tienen lugar diariamente en el mundo del deporte.

Estos dos motivos son, pues, la razón de ser de nuestra apuesta por eventos y actividades que promocionen los valores del deporte desde un acercamiento lúdico, interdisciplinar y no competitivo:

  1. porque nos parece necesario y urgente reflexionar sobre el boom de la actividad física y del deporte que antes citábamos (¡y todo lo que conlleva!),
  2. porque, como nos subrayó en una entrevista el profesor Enric M. Sebastiani —gran experto en materia y defensor de los valores del deporte— hace falta generar acciones concretas y de impacto para “corregir” estas malas costumbres, que lamentablemente son cada vez más frecuentes.

Limitémonos ahora a analizar la actualidad en el territorio del Estado español. ¿Cuántas crónicas lees a diario que estén llenas de violaciones de los principios éticos del deporte? Insultos, ataques verbales o físicos a árbitros, comentarios sexistas… Todos ellos están, desdichadamente, al orden del día. Y no solo en el deporte base, lo cual es ya muy grave, sino que también suelen ser protagonizados, a menudo, por deportistas profesionales. Sus malos ejemplos, en ocasiones no corregidos de forma severa, son seguramente motor de emulación por parte de los deportistas amateurs. ¿Estás de acuerdo?

También observamos —por parte de los practicantes no profesionales del deporte y como consecuencia directa del boom del que hablábamos antes— algunas “disfunciones” en la forma de practicar el deporte, ya comentadas en nuestro anterior post: la obsesión por los resultados, por ejemplo, se vuelve cada vez más importante que el placer, que debería encontrarse en la base de la práctica deportiva no amateur.

¿Y qué nos dices del constante incremento de eventos deportivos outodoor —triatlones, running trail y otras carreras de larga distancia— que generan, a veces, unas repercusiones negativas sobre el medio ambiente?

Todas estas “problemáticas”, asociadas a una expansión sin precedentes de la práctica del deporte, empiezan a ser objeto de análisis por parte de los medios de comunicación. Pero aún es más significativo el hecho de que las propias instituciones públicas manifiesten su “preocupación” hacia ello.

De hecho, como nos comentó el profesor Enric M. Sebastiani, estas últimas están promoviendo algunos programas para sensibilizar a los equipos sobre la importancia de un comportamiento ético en el deporte como, por ejemplo, Verd Play (impulsado por el Consell Esportiu del Baix Llobregat) o El Semàfor dels Valors (promovido por el CEEB).

¡Por no hablar del archiconocido programa Barçakids, desarrollado y patrocinado por la Fundació Futbol Club Barcelona! Este programa, dirigido a niños y niñas de 6 a 12 años, pretende fomentar y consolidar su sistema de valores a través de los principios pedagógicos del deporte, del juego y de la participación activa e inclusiva.

Con respeto a la masificación de los eventos deportivos outdoor, señalamos una interesante actividad organizada por la Xarxa de Parcs Naturals durante el mes de diciembre de 2016, con el objetivo de abrir un diálogo entre los agentes que velan por la conservación del patrimonio natural y los organizadores de eventos deportivos en el medio natural. ¡Gran iniciativa!

Es por todo ello que cada día tenemos más clara una cosa: la apuesta por eventos de carácter cultural y deportivo que tengan como eje principal los valores del deporte. Y que estén especialmente dirigidos a las edades más tempranas y trabajen desde el deporte base: clubes, asociaciones y centros deportivos. Este es el primer paso para alcanzar (tanto desde el ámbito amateur como profesional) una práctica deportiva libre de prejuicios y conductas poco éticas. ¿Y si empezáramos desde hoy a poner la primera piedra?

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